Los candidatos a la Presidencia de la República deben incorporar en sus temas de campaña sus puntos de vista y propuestas sobre la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas, a partir de datos concretos.
Frente al deseo de capitalizar la preferencia de los electores, habrá quienes prometan levantar a Manabí, la más golpeada hace cinco años por un terremoto devastador, pero también afectada por sucesivas inundaciones y sequías, y ahora sorprendida por una pandemia que, si bien ha sumido en crisis a todo el mundo, ha encontrado en Manabí a una provincia con una estructura sanitaria debilitada por la falta de reconstrucción de sus hospitales, el cambio frecuente de sus autoridades y la poca gestión de sus funcionarios.
Toda propuesta en este sentido debe partir de datos concretos, de una evaluación seria de lo que se ha hecho y de lo que queda por hacer; de costos y de una definición política para que se establezca una ruta. De lo contrario, serán promesas susceptibles de olvidar o, en el mejor de los casos, postergar.
Es menester que los candidatos hablen de la reconstrucción y la reactivación de Manabí. Cinco años después, es un asunto que sigue preocupando a los ciudadanos manabitas o, dicho de otra forma, a los electores de la tercera provincia en número de votantes.