Una vez consumada la victoria de Lasso sobre Arauz nos quedan los escombros de lo prometido en campaña que dará origen a varias proyecciones de lo que es y debe ser. Mis reflexiones fuera del jolgorio de la victoria democrática.
1.- Lasso no debe estar tan contento ni el país tan aliviado. Superficialmente, Lasso ha obtenido una victoria sobre el correísmo que seguramente estará esperando un tropezón para nuevamente intentar colocarse como los redentores de la política ecuatoriana. Recuerden que la política es un péndulo y quienes hoy perdieron mañana estarán atentos a que el ratón muerda el queso para atraparlo.
2.- El correísmo deberá reinventarse, buscar cuadros frescos y terminar con el discurso incendiario de quienes piensan distinto para, talvez, aspirar a alcanzar algo en las seccionales que están más cerca de lo que se cree. El primer año de gestión de Lasso es clave para la posible resurrección de sus últimos rivales. Digo, sería inaudito haberlos derrotado y luego equivocarse para levantarlos como Jesús a Lázaro.
3.- Aunque Guillermo Lasso al parecer es un hombre de palabra, es lo que ha repetido siempre, tendrá que salir de su molde ideológico para conseguir gobernar. Esto no gustará del todo a sus afines. La Asamblea estará conformada por el correísmo en gran parte y por partidos que no se apegan tanto al conservadurismo de Guillermo que, sin lograr acuerdos con esas tiendas políticas, no encontrará la manera de gobernar.
4.- Estas elecciones son históricas, más allá de lo que significa derrotar al correísmo deja datos interesantes. Lasso ha logrado menos votación que en la segunda vuelta del 2017. Y claro, porque el nulo al 16,25% ha roto récord en el país, a razón de que a veces es mejor mirar una pelea de lejos que defender a uno de los combatientes con los cuales no se identifican. El correísmo ha perdido una elección presidencial luego de 14 años sin lograr ni siquiera captar el voto de los del centro-izquierda y de los millennial. Esto nos conduce a pensar que no en toda victoria se gana y tampoco en toda derrota se pierde.
5.- Guillermo Lasso tiene hoy el toro por los cuernos. O saca a este país del abismo o entierra a la derecha por los próximos 15 años. No tiene margen de error. Este es el momento de que Lasso convierta su gobierno en un mazazo para el progresismo. Seguramente sus electores estarán para defenderlo mientras puedan, como a cualquier otro candidato. Sin embargo, de errar, el progresismo retornará con más fuerza.

Fernando Rodríguez Salguero
[email protected]