Hay que parar el comportamiento hostil de los “limpiavidrios” que se paran en los semáforos.
Si no se lo hace, el problema se va a salir de control y llegará a los niveles de las grandes ciudades, donde hay casos de agresiones mortales o incluso reacciones con saldos fatales.
El tema es delicado, porque tiene un gran componente social.
Muchas personas que no tienen acceso al trabajo, deben buscar opciones para conseguir dinero que les permita subsistir sin cometer hechos reñidos con la ley. Esa falta de empleo y de oportunidades, es una forma de violencia social. La desigualdad, lo es.
“Normas de uso del espacio público y las obligaciones de los peatones, deben hacerse respetar”.
Hay que entender esa dura realidad y tratar de atenderla, pero eso, de ninguna manera, puede justificar las agresiones a personas honestas que circulan en sus carros y tampoco la inacción de las autoridades.
Es creciente la sensación de temor e inseguridad que viven conductores en diversas calles y avenidas de ciudades pequeñas y medianas, al ser abordados por personas que cada día son más violentas con quienes no desean o no pueden pagar por “un servicio” como la limpieza de los vidrios.
Insultos, carros golpeados o rayados e incluso agresiones físicas deben impedirse.
Editorial de El Diario publicado este miércoles 6 de octubre del 2021 en nuestra edición impresa.