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En la crítica situación en que se debate Ecuador, ni la destitución del presidente de la República ni la muerte cruzada representan una solución.

Lo que la clase política debe hacer es trabajar por el bien de la nación.

Deben combatir la delincuencia y la corrupción que están desbordando al país.

Deben evitar la inestabilidad que podría empeorar el panorama.

Los políticos deben trabajar con los alcances que la ciudadanía les otorgó en los votos.

Tanto si el presidente de la República no obtuvo mayoría en la Asamblea Nacional, como si un partido no obtuvo la Presidencia.

Tienen que manejar las cosas ajustadas a esa realidad.

Lo que se percibe en el contexto político del país es que, por un lado, se juega en extremo con las posibilidades de una destitución.

Esto se promueve más por intereses que por el cumplimiento de obligaciones legislativas.

Por otro, las amenazas de muerte cruzada que no vienen al caso.

Si el presidente tiene oposición en la Asamblea debe gobernar con sus recursos. Él sabrá explicarle al pueblo lo que pudo y lo que no alcanzó a ejecutar.

Al país no le conviene aumentar la inestabilidad política, cuyas consecuencias repercutirán en otros planos como el económico y el social.

Los políticos deben trabajar en mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Esa tiene que ser su prioridad. 

Editorial de El Diario publicado el viernes 31 de marzo del 2023 en nuestra edición impresa.