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No se trata de una invocación a un lírico manabitismo, sino a una unidad para enfrentar el duro, injusto y terriblemente grosero trato que recibe la provincia desde las esferas gubernamentales.

Este maltrato viene siendo tradicional, como también lo es buscarles defectos a nuestros comprovincianos cuando se proyectan regional o nacionalmente. Incluso nosotros ayudamos a quienes de lejos llegan -que es bueno y nos caracteriza-; pero, inexplicablemente, dudamos de nuestros coterráneos.
Así, arrebañada, la población manabita prácticamente se ha entregado a promesas de candidatos extra provinciales, quienes conociendo nuestras necesidades casi nunca las sienten porque sus realidades son otras, en ocasiones hasta opuestas a nuestro desarrollo.
¿Pruebas? Pasadas las elecciones, olvidan lo prometido. Se ha repetido en cada período electoral. Y no queremos aprender.
Nos quitaron el CRM, abandonaron las obras hidráulicas. Cerraron el aeropuerto de Portoviejo y el de Manta atrasadísimo en su reconstrucción. Nos birlaron el puerto profundo de transferencia y la refinería fue una costosa burla. El hospital de especialidades es un gran quelonio con fama de islas encantadas. La repotenciación del Verdi Cevallos quedó trunca, los hospitales de Chone y Manta desesperan, mientras los de Pedernales y Bahía de Caráquez siguen como telenovela, con capítulos de corrupción y desesperación.
La reconstrucción por el terremoto del 16A constituye la divisa mayor de los gobiernos últimos: símbolo de delincuencia organizada.
Por eso Manabí requiere mostrar al país homogénea dignidad, convergencia de ideales para una sonada manifestación de reclamo, objetivos a lograr con la unidad de las voluntades de sus 22 cantones.
¿Qué se requiere? Fortificar la hermandad, aquella unión fraternal que no solo debe existir sino ser profesada  y -mucho más- expresada entre quienes vivimos, sentimos y sufrimos en colectividad las carencias del vivir diario provincial.
Porque la cohesión de sentimientos nos guiará al razonamiento lógico de aprovechar nuestras fortalezas y virtudes para obtener el respeto que demandamos, imponiendo a nivel nacional, por ejemplo, el poder votante que tanto pesa políticamente en la consecución de objetivos generales.
Se acercan las elecciones y una nueva oportunidad para definir nuestro destino. Pensemos en nuestros valores humanos, prioricémoslos y con ellos démosle la oportunidad a la provincia de crecer. Con libertad política, hagamos conciencia en Manabí.