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La venta de alcohol adulterado, que en esta semana ha provocado al menos once víctimas en las provincias de Esmeraldas y Santo Domingo de los Tsáchilas, debe ser investigada como un atentado contra la vida.

El consumo de alcohol metílico puede causar la muerte. Los síntomas incluyen  visión borrosa o ceguera, alteración del estado de conciencia, náuseas, dolor de cabeza, dolor abdominal o malestar prolongado parecido al chuchaqui.

La Fiscalía debe investigar el rastro del alcohol que se comercializó, desde los lugares donde se vendió y tratar de llegar hasta la producción, con el fin de encontrar a los responsables.

“La adulteración de productos de consumo humano es un delito, según el COIP”.

El Código Orgánico Integral Penal castiga con prisión de entre tres y cinco años a quien altere materias o productos destinados al consumo, poniendo en riesgo la vida o la salud de las personas.

A partir de lo ocurrido, la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa) y otros organismos, como las intendencias de Policía, deberían realizar controles para evitar la comercialización de productos adulterados, pero también corresponde a los ciudadanos tomar conciencia del riesgo que corren al consumir productos en condiciones dudosas.

En época de fiestas, hay que tener más cuidado.

Editorial de El Diario publicado este viernes 28 de octubre del 2022 en nuestra edición impresa.