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La falta de agua potable que enfrentan los habitantes de varios cantones de Manabí es una tarea que deben solucionar los municipios.

Para enfrentar la falta de agua se requiere el apoyo del Gobierno central o de organismos internacionales.

El Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (COOTAD) establece, entre las competencias municipales, la de “prestar los servicios públicos de agua potable, alcantarillado, depuración de aguas residuales…”.

Esto debe obligar a las empresas públicas de agua potable a establecer mecanismos para hacer rentable este servicio que, a fin de cuentas, no tiene ningún tipo de competencia.

Lamentablemente, el Estado es un pésimo administrador y, aunque se trata de monopolios, los esfuerzos de optimización se diluyen por la inacción y el entrampamiento de la burocracia.

“Muchas personas compran cara y de mala calidad a los tanqueros. La falta de agua no es normal”.

No es posible que haya cantones en los que el agua potable se distribuye una vez al mes.

Es imposible que se haya normalizado el mal servicio a tal punto que se considera que eso se considera “normal”.

No es correcto que los ciudadanos tengan que gastar parte de su presupuesto abasteciéndose de tanqueros particulares ante la falta de agua.

Carros tanqueros que no siempre entregan un producto de buena calidad.

Los municipios no pueden deslindarse de esta responsabilidad. Ya es hora de que se trabaje por mejorar un servicio tan elemental.

Editorial de El DiarioPublicado el sábado 31 de agosto del 2024 en nuestra edición impresa.