No es correcto generalizar, quiero referirme concretamente a lo que está ocurriendo en la Delegación del IESS en Portoviejo. Algunos funcionarios, al parecer desconocen que esta institución pertenece a los afiliados, empleados, empleadores y también a los afiliados voluntarios.
En otras palabras, nosotros somos sus mandantes y como tales merecemos ser tratados como dice la ley: con calidad y calidez; pero en la práctica esto no es así. Existen funcionarios y empleados que maltratan a quienes acuden a esas oficinas en procura de alguna prestación.
Conocemos el caso de un adulto mayor jubilado que con razones fundamentadas solicitó el aumento de la pensión. Cada vez que iba a averiguar si su caso había sido atendido, le respondían: tiene que esperar, esto demora. La última vez que acudió a esa Delegación una empleada despóticamente le dijo: “cuál es su apuro, tiene que esperar”. Después de haber acudido a la justicia al fin logró la solución del caso; sin embargo, le demoraron casi un año, después de haber tenido que viajar a Portoviejo por varias ocasiones.
Conozco muy de cerca el caso de una maestra que enviudó hace más de seis meses y no ha sido atendida a tiempo para obtener su montepío; sin considerar que aquella había quedado en el desamparo y con muchos gastos ocasionados dentro de la larga enfermedad del esposo, y una vez una empleada le dijo: “Licenciada, usted tiene cómo comer”
También es censurable que se le niegue atención médica a un enfermo que llega a la emergencia del hospital y con varios años de aportación al IESS y que por falta de trabajo dejó de pagar sus cuotas siendo afiliado voluntario o porque su empleador está en mora. ¿Dónde está la solidaridad?
Otro tormento para los afiliados es el Biess, que no tiene nada de social, pues actúan como cualquier banco comercial, con altos intereses a los propios afiliados que adquieren un crédito hipotecario y resultan pagando dos y hasta tres veces más del valor original del préstamo.
El artículo 33 de la Constitución prescribe que la seguridad social es un derecho irrenunciable y que es un deber y responsabilidad primordial del Estado y que este derecho se regirá por los principios de solidaridad, celeridad, obligatoriedad, equidad, eficiencia y transparencia.
Así mismo la Carta Magna en su artículo 35 señala que “los adultos mayores, niñas, niños, adolescentes recibirán atención prioritaria y especializada en los ámbitos público y privado, y que el Estado prestará especial atención a las personas con doble vulnerabilidad”.
Lamentablemente –al parecer- los servidores del IESS desconocen estos preceptos mandatorios. Son indolentes ante las urgencias de los afiliados, al no dar el trato oportuno a aquellos que son sus mandantes.