El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social debe desaparecer, pues se trata de una institución que no ha contribuido a mejorar la situación del país en ningún ámbito.
El llamado ‘quinto poder’, desde su creación, hace catorce años, no ha servido para ayudar a superar los problemas de los ecuatorianos. En esa línea, es solo una institución que consume recursos pagados con los impuestos de los ciudadanos.
Al principio se entendía que iba a dar participación a la gente y fortalecer la integración; que sería un ente independiente para designar a autoridades de control (superintendentes, contralor, procurador, entre otros), pero inmediatamente se politizó y así ha seguido en todo este tiempo, a tal punto que el comportamiento de sus integrantes no difiere del de los asambleístas, con iguales intereses y conflictos; con desacuerdos, enfrentamientos en las sesiones, denuncias y escándalo.
“El comportamiento de los consejeros del CPCCS no difiere del de los asambleístas”.
En el fondo, lo que se hizo fue quitarle a la Asamblea la competencia de designar a las autoridades y trasladarla a otra institución igualmente escindida.
Una reforma al CPCCS será una tibia solución. Este organismo debe desaparecer y sus funciones tienen que volver a la Asamblea. La clase política debe diseñar una estrategia para conducir a la reforma constitucional con este fin.
Editorial de El Diario publicado este viernes 28 de enero del 2022 en nuestra edición impresa.