Compártelo con tus amigos:

 Por razones fortuitas he regresado al periodismo por un corto tiempo. Casi había olvidado cómo se siente la generosidad de la gente, de los comerciantes, de los obreros, de los habitantes de los barrios. En esas me encontraba cuando al finalizar un reportaje, un comerciante me regaló un jugo de guanábana. Debo confesar que no me gusta esa fruta. Sin embargo, lo acepté, me lo tomé mientras conversábamos y le agradecí. Más adelante otro vendedor me ofreció un helado Polito. Le dije con mucha delicadeza que estaba caminando, que se iba a derretir, pero él insistió tanto que no pude negarme. Me sentí mal. Me sentí muy mal porque es su trabajo y sé y estoy consciente de que son momentos duros. No me dejó devolverle el helado y de camino al carro se me salieron las lágrimas. Me conmueve de sobremanera la gente humilde y generosa. Esa noche no pude dormir pensando en cómo podría devolverle el gesto. Un amigo me dijo alguna vez “para recibir amor primero debes dar” y creo que ese es el mejor regalo que he recibido este año. Algo se me ocurrirá.