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 Con todo el amor y cariño de siempre, dejo estas cuatro letras para decirles lo siguiente: 

Escribo estas palabras, convaleciente de mi permanente enfermedad. Yo, espiritualmente, estoy en mi madriguera y mi parque central Vicente Amador Flor, donde está el sentimiento y el amor a Portoviejo, donde nacen en mi mente los lindos recuerdos de mi niñez y juventud; parque donde nos reuníamos los amigos de toda la vida, donde no existía la maldad, la envidia y la traición. Quiero que recuerden que en el mundo existimos seres, unos buenos y otros malos. Creo que Dios me bendijo con los buenos; siempre soñé con lograr que en una de las montañas más altas de Portoviejo sea Andrés de Vera o San Pablo, se construya un Cristo Redentor, que acoja con brazos abiertos a todos los seres vivientes de nuestro amado Portoviejo.
Recorrí siempre desde mi juventud los barrios, sitios y parroquias, enseñé a mis hijos a amar nuestra tierra. Dios va a querer que mis sueños lleguen al sentimiento de alguna autoridad, que lo pueda hacer realidad.
A mis queridos amigos que sepan que siempre los respeté y los quise, siempre tuve la suerte de tener buenos amigos, pero no los podría enumerar porque son tantos que podría omitir a alguno; siempre mi gratitud para ellos, los llevo conmigo hasta siempre y por siempre, amigos del alma. 
Siempre fue mi deseo que Manabí se desarrolle a nivel nacional, pero para eso debemos estar todos los cantones unidos en esta lucha. Para mis hermanos manabitas y para mi linda y amada ciudad de los Reales Tamarindos, solo les pido que nos unamos para que Manabí no sea burla nunca más de las otras provincias. 
Me gustaría defendamos con todas nuestras fuerzas, el proyecto Propósito Múltiple Chone, el riego en todo Manabí, porque Manabí es agrícola, ganadera y pesquera. Que se concrete el proyecto Manta-Manaos y las obras portuarias; que logremos que Manabí sea el granero de Ecuador. Tenemos hombres y mujeres inteligentes que han sobresalido en el país y en el mundo, tanto en ciencia, comercio, industria y político, que los jóvenes deberían conocer.
Se callará mi voz en algún momento, pero desde el cielo velare y veré hacerse mis sueños realidad, me voy sin verte grande mi Manabí hermosa, mi Portoviejo del alma.
Nunca dejen de amar a mi bella ciudad de los Reales Tamarindos. Portoviejo la ciudad más linda del mundo.
Te amaré por siempre y para siempre.
* Esta carta es el último deseo de su autor, quien hoy cumple un mes de fallecido.