Cientos de personas que perdieron sus casas como consecuencia del terremoto del 2016 siguen todavía esperando a que el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda desenrede los líos legales y encamine la terminación de las obras.
El gobierno de entonces escogió a los profesionales que se encargarían de la reconstrucción de las casas, entregó anticipos elevados y asignó a los beneficiarios. Pero las obras quedaron, en la mayoría de los casos, inconclusas; e incluso, en muchas ni siquiera comenzaron, y luego se indicó que la reclamación le correspondía a cada beneficiario.
“Un lustro después, muchas familias siguen viviendo en carpas y casas endebles”.
Después se pidió que se reportaran los casos en una página web, pero el proceso, al parecer, no ha avanzado debido a complejidades legales.
Es inhumano que todavía haya familias viviendo en carpas y en viviendas endebles, sin servicios básicos ni salubridad, pues para ellas las afectaciones del terremoto se han prolongado por un lustro.
El gobierno actual debe interesarse en este problema, que cinco años después tiene a miles de familias sin casa, tanto por la actitud irresponsable de quienes estuvieron al frente de los contratos, como por el escaso interés de los que siguieron luego.