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Los resultados de la centralización en ciertas áreas de la administración pública muestran la ineficacia de este tipo de acciones.

Un ejemplo de ello es la decisión de centralizar la compra de medicinas e insumos para las casas de salud bajo la intención de eliminar la corrupción.

Esto, después de que durante los primeros meses de la pandemia por el covid-19 se descubrieran irregularidades en contratos y adquisiciones en ese sector.

Es evidente que no ha servido de mucho. El centralismo no disminuye la corrupción, pero sí puede llevar a tomar decisiones alejadas de la realidad para determinados sectores geográficos.

No pueden medirse con el mismo rasero las necesidades de una provincia como Manabí, que tiene mucha población rural, con las de Pichincha, por ejemplo.

“El Estado central debe ir cediendo competencias a favor de los GAD”.

En los hospitales, la falta de medicamentos sigue siendo una carga para los ciudadanos, sobre todo para los de escasos recursos económicos.

El Estado central debe ir cediendo competencias a favor de los gobiernos autónomos descentralizados.

El 80 por ciento de los recursos lo maneja el Gobierno a través de ministerios, secretarías y otros organismos que centralizan el presupuesto y las decisiones, sin que por eso sean tan eficientes como se espera.

Deberían desarrollar un traslado progresivo hasta llegar, al menos a un 50 %.

Editorial de El Diario publicado este jueves 13 de octubre del 2022 en nuestra edición impresa.