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Las instituciones del sector eléctrico deben respetar los horarios anunciados tanto para el inicio de los apagones como para la reconexión del servicio.

Esto porque los ciudadanos organizan sus actividades según los tiempos previstos.

La falta de cumplimiento no solo genera incomodidad, sino que afecta el día a día de la población. En especial de quienes dependen de la electricidad para trabajar, estudiar o atender emergencias.

No se entiende cómo en momentos en que la transparencia y la planificación deben ser la norma, la población vea con incertidumbre las horas de desconexiones eléctricas.

Las autoridades tienen la responsabilidad de proporcionar información clara y confiable. Y de cumplir con los cronogramas establecidos.

No solo como una muestra de respeto a los ciudadanos, sino también para evitar mayores perjuicios en la economía local, ya de por sí afectada. Y no solo por los apagones, sino por otros factores como la inseguridad y las restricciones económicas.

En Manabí, donde muchos sectores dependen de la electricidad para la cadena de producción agrícola, comercial y de servicios, esta falta de cumplimiento resulta particularmente crítica.

Más allá de ser producto de la falta de previsión de los gobiernos, los cortes de luz son un recurso necesario frente a la restringida capacidad de generación eléctrica.

Pero es preciso que las entidades ajusten sus procedimientos e informen de los cambios de apagones a la ciudadanía con antelación suficiente.

Editorial de El DiarioPublicado el 7 de octubre del 2024 en nuestra edición impresa.