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Si bien la Constitución del 2008 es cuestionable en muchos puntos, la figura de la muerte cruzada funcionó como una válvula de escape a la convulsión política del país.

La aplicación y los efectos que tendría este recurso de la muerte cruzada eran una gran interrogante, pero funcionó.

Su aplicación, inédita, ha apaciguado la tensión que dominaba la escena política, con poderes enfrentados y fuerzas ideológicas en permanente conflicto.

Si la muerte cruzada no hubiera existido, quizás habríamos ido a la censura y destitución del Presidente de la República.

Si eso hubiese pasado, seguramente, el panorama sería peor que el actual.

“Es mejor que el país sea convocado a elecciones que afrontar la inestabilidad”.

Es preferible que durante ocho meses el Presidente que fue electo por la mayoría de los electores gobierne con decretos de ley a que asuma un vicepresidente.

Un vicepresidente que no fue escogido para esa función, sólo por completar un período.

Es mejor que el país sea convocado a elecciones complementarias que afrontar la inestabilidad política.

Una inestabilidad que caracterizó a décadas anteriores y que tanto daño le ocasionó al país.

Observando el panorama actual, se puede decir que la muerte cruzada fue el menor de los males.

Editorial de El Diario publicado el miércoles 24 de mayo del 2023 en nuestra edición impresa.