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La crisis energética en Ecuador no se ha erradicado; todo lo contrario, mientras el Gobierno anuncia planes para enfrentar los problemas que se derivan del estiaje en las cuencas hídricas que abastecen a las centrales hidroeléctricas, las condiciones climáticas para generación se muestran adversas.

Se están tomando medidas, es cierto, pero también se pueden adoptar otras. Como la modificación de la normativa para eliminar los límites a la generación eléctrica privada.

El argumento para mantener las barreras legales en este campo es que se trata de uno de los llamados sectores estratégicos.

Una empresa no puede generar más de un megavatio de energía, sin importar su capacidad ni sus necesidades.

“Las barreras legales para la generación energética tienen que ser eliminadas”.

Pero el Estado ha demostrado ineficiencia en el manejo de este servicio básico, elemental para la mayoría de las actividades productivas y para la vida moderna.

Y, a la postre, quienes pagan las consecuencias son los ciudadanos.

El modelo monopólico está plagado de fallas y prueba de ello son los altos niveles de pérdidas que tienen las empresas eléctricas.

Hay que encaminar las reformas para darle a la empresa privada la capacidad de generar la energía que necesita, sin limitaciones ni condicionamientos, e incluso vender los excedentes al Estado.

Se debe tomar en cuenta que la crisis energética no ha terminado; es más, podría empeorar si no hay soluciones.

Editorial de El DiarioPublicado el 19 de noviembre del 2024 en nuestra edición impresa.