Cuarenta años alcanza ya la historia del grupo musical español Mecano, que un 14 de junio de 1981 lanzó al mercado su primer tema, “Hoy no me puedo levantar”, el cual sonaba diferente y rompía esquemas para el público y la radiofórmula, pero que se convirtió en un éxito y la piedra sobre la que empezó a cimentarse su leyenda.
Todo comenzó cuando José María Cano le pidió a su hermano Nacho y a su novia de entonces, Ana Torroja, que le acompañaran en sus conciertos como cantautor. Fue así como conocieron al productor Miguel Ángel Arenas, alias Capi, el que años después sería también el descubridor de Alejandro Sanz, y juntos pusieron las bases del fenómeno.
Fue él quien consiguió su primer contrato y quien recomendó que Torroja avanzara posiciones y pasara de limitarse a hacer los coros a convertirse en la vocalista principal. También parece que la química que estableció con el pequeño de los Cano fue especial y que este, decidido a aportar más a la banda (la mayor parte de los temas entonces los escribía José María), empezó a componer.
En una mañana de resaca, vino a su mente la letra de “Hoy no me puedo levantar”, un contenido aparentemente poco poético, pero de una cotidianeidad aplastante con la que era difícil que no se identificara aquella efervescente generación de la Movida que quería sacudirse los restos de la dictadura quemando la noche.
“Fue de las primeras canciones que compusieron Nacho y José, y de las primeras que grabamos. Al principio de nuestra carrera era la compañía quien elegía los singles y, aunque nadie estaba muy seguro de si la canción iba a funcionar o no, se decidió que esta era la más clara como carta de presentación. ¡No nos equivocamos!”, celebra Ana Torroja en declaraciones a Efe al rememorar aquellos días.
Su lanzamiento (sobre cuya fecha exacta hay discrepancias) no produjo resultados abrumadores en un primer momento. El impulso real, curiosamente, llegó desde la ciudad de Valencia (sureste de España), donde la emisora de radio local de 40 Principales empezó a pincharles con vehemencia y confianza en su toque tecnopop y esto contagió al público. Al final, la cadena madre tuvo que volver a meterlos en lista (de la que los habían sacado tras solo dos semanas).
Así lo recuerda Javier Adrados, autor junto al periodista Carlos del Amo de la biografía “Mecano: La fuerza del destino” (2004), del que recientemente se editó una nueva versión con Plaza & Janés titulada sencillamente “Mecano”.
En el sencillo oficial aparecía el tema como cara A, mientras que en la cara B figuraba “Quiero vivir en la ciudad”, una celebración de la asfixiante vida en la urbe que es Madrid, con sintetizadores en primer plano y las voces de los tres miembros del grupo intercalándose en su letra.
“Recuerdo esa sensación de no saber muy bien dónde me había metido y la libertad de la primera vez que te pones frente al micrófono, sin prejuicios, ni presión. Y también la extraña sensación de escuchar mi voz, por primera vez, en una emisora de radio. No me reconocía. Era como si otra persona estuviera cantando. Aún hoy me resulta extraño escucharme”, destaca Torroja al echar la vista atrás.
El éxito de “Hoy no me puedo levantar”, con producción de Jorge Álvarez y los arreglos de Luis Cobos, allanó el terreno para el lanzamiento posterior de “Perdido en mi habitación”, que incidía en patrones similares estéticos y temáticos a fin de confirmar si la apuesta por el trío de verdad merecía un álbum completo.
“La compañía no confiaba en ellos”, confirma Adrados, y cuenta para ilustrarlo como anécdota que en una convención de la CBS, su discográfica de entonces, los sentaron… “en la mesa al lado de los baños”.
Pero el tiempo les dio la razón, sobre todo tras el lanzamiento de “Mecano” (1982), su primer disco, que abría precisamente la que había sido su canción de debut. El tema “Me colé en una fiesta” como primer anticipo rápidamente cosechó gran éxito en ventas que ratificaron “hits” igualmente históricos como “Maquillaje”.
La combinación de talentos de sus componentes, su gusto musical ecléctico, su ambición y su posicionamiento conceptual ante la música, entre otros muchos factores, les llevaron a alcanzar una dimensión internacional que desde su abrupta disolución en 1998 no ha dejado de provocar titulares cada vez que se acaricia la posibilidad de una nueva reunión.
Para Adrados, su biógrafo, las razones están claras: “Mecano eran irreverentes, quizás más de lo que ellos pretendían o sabían que eran. La gran seña fue la de una modernidad absoluta, tanto que 40 años después aún se sigue recordando. El tiempo los ha puesto en su sitio y probablemente haya sido el grupo más revolucionario del pop español, tanto aquí como en todo el mercado hispanoamericano, con una impronta aquí comparable a la de los Beatles en el anglosajón” (Javier Herrero).