Desde hace tres semanas trato, sin éxito, de conseguir un turno para renovar mi cédula. Lo he intentado a distintas horas del día, incluso de madrugada, pero nunca hay espacios disponibles al menos hasta el mes de agosto. He buscado citas en todas las oficinas de Manabí y en provincias cercanas.
Como ciudadana, me pregunto cómo es posible que no exista ni un solo turno disponible en ninguna oficina durante meses. La única respuesta que he escuchado es que hay mucha demanda, lo cual suena lógico, pero es solamente una justificación que no soluciona el problema.
Para colmo, se nos informa que entre enero y abril se han emitido más de 800 mil cédulas, y que esa es la causa del colapso. ¿Y acaso no sabían que este año es electoral? ¿No previeron que la mayoría deja estos trámites para última hora? ¿No era previsible que el Registro Civil se llenaría de personas desesperadas por obtener su documento? ¿No se supone que en estas circunstancias se implementan jornadas extendidas y atención en fines de semana? ¿No pudieron abastecerse a tiempo de material?
Hay que recordarles a las autoridades del Registro Civil que no nos están haciendo un favor. Este es un servicio público que pagamos con nuestros impuestos, pero además el documento tiene un costo. Sacar una cédula no es gratuito, y sin embargo, hoy es un privilegio para pocos.
Y mientras seguimos esperando, empiezan a circular los rumores. Que algunos tramitadores sí logran conseguir turnos. ¿Será verdad? Pues que lo investiguen. Si resulta que unos pocos acceden al servicio mientras la mayoría desespera, estamos hablando de corrupción; a menos, claro, que se trate de personas con discapacidad, adultos mayores u otros grupos con prioridad legal.
Desde la institución se ha dicho que la solución está cerca, que en pocos días todo se normalizará. ¿Y mientras tanto qué hacemos? No podemos viajar, hacer trámites, cobrar beneficios. Nos dicen que la cédula caducada sigue siendo válida, pero ¿y los que la perdimos? Existe el certificado de identificación, sí, pero también hay que pagarlo. O sea, debemos cubrir el costo de otro documento porque no hay material para emitir el que corresponde. Doble gasto en tiempos en que la economía no está tan buena que digamos.
La cédula no es un lujo, es un documento básico. Los ciudadanos debemos exigir el respeto a nuestro derecho a la identidad. Mientras el Estado sube impuestos, los servicios a la ciudadanía desmejoran, cuando debería ser todo lo contrario.