La propuesta, aprobada por la Asamblea Nacional, de regresar al método D’Hondt para asignar escaños en elecciones pluripersonales, debe ser rechazada. Este sistema favorece a las grandes mayorías y castiga a las minorías, lo cual contradice principios fundamentales en Ecuador.
El país es plurinacional y pluricultural, como lo establece la Constitución. En consecuencia, todas las voces deben tener un espacio en la representación política. Adoptar un método que concentra aún más el poder en manos de los bloques mayoritarios profundiza la polarización y excluye a sectores diversos, justo cuando más apertura y pluralidad se necesita.
El método D’Hondt puede ser eficaz en otros contextos, pero no en un país con la diversidad étnica, cultural y política como Ecuador. Si se quiere revisar el actual sistema de asignación —que usa el método Webster—, debe buscarse una alternativa que mejore la representación, no que la restrinja.
Eliminar las minorías del escenario político es darle la espalda al país real. Las reformas deben promover inclusión, no concentración. Volver al método D’Hondt sería un grave retroceso democrático.