La lucha contra el narcotráfico en Ecuador ha alcanzado un punto crítico. Las bandas criminales son más violentas, mejor organizadas y con mayores recursos que las propias instituciones del Estado. Frente a esta realidad, es necesario abrirse a la cooperación internacional militar, como medida urgente y estratégica.
Ecuador debe aceptar apoyo militar extranjero, porque con recursos locales no alcanza. Esta guerra lleva años, y los resultados muestran que el Estado ha sido rebasado. Ya sea por falta de experticia, escasez de inteligencia técnica, miedo a represalias o cooptación, la capacidad nacional no es suficiente para enfrentar a las estructuras mafiosas.
En ese contexto, el establecimiento de una base extranjera de apoyo, con tareas bien definidas y subordinadas a las Fuerzas Armadas ecuatorianas, no debe ser visto como pérdida de soberanía. Al contrario, lo que debilita la soberanía es permitir que bandas criminales controlen espacios, lugares o instituciones.
La cooperación no resta soberanía si el mando operativo sigue siendo nacional y se establece con reglas claras. El país necesita inteligencia, tecnología, experiencia y respaldo estratégico. Y si eso viene del exterior, bienvenido sea, siempre que esté bien regulado.