Un estudio de la Universidad de Yale (EE. UU.) establece que Ecuador recuperó en 2024 un 11,8 por ciento de los residuos producidos, liderando esta acción en Latinoamérica, seguido de Colombia, Cuba, Uruguay, etc. “A escala mundial, Ecuador se ubica en la casilla 58”, según Forbes.
Cuando vi esta información en las redes sociales, lo primero que me sorprendió es que —a veces— no creemos más en nuestras capacidades. Muchas personas, ecuatorianos y extranjeros, no podían creer que estuviéramos frente a esta acción tan positiva y delante de países “más desarrollados”.
¿Por qué pensamos en negativo? Quizás porque no nos sacamos el chip del “no podemos” y del tercermundismo.
Sin mayor ciencia, en miles de casas ecuatorianas se recicla y reutiliza, en unas de forma más profesional y otras de forma casera. Es un tema de conciencia con el planeta y con el medioambiente; es un tema de educar a nuestros hijos desde que son pequeños a no botar la basura en la calle; enseñarles que, si bien existe gente que se dedica a limpiar, eso no significa que haya que contaminar más.
Hay que aprender a reducir el plástico, ya que incluso hay islas enteras de desechos flotando sin rumbo en los océanos, y lo peor es que hay estudios que señalan que el microplástico, enemigo silencioso, ya recorre el cuerpo de miles de personas, ya que fuentes de agua y alimentos lo contienen.
Si con este panorama tan preocupante no nos interesamos en el tema de la recuperación de desechos, tenemos un problema más serio como sociedad, como padres, educadores o como influyentes.
Fundaciones, colegios, clubes, empresas públicas y privadas deberían reunirse para hacer una campaña unificada y tener más voces y recursos para concienciar a las personas y ejecutar acciones.
Es necesario que existan centros de acopio bien identificados en las ciudades, no solo de botellas plásticas, papel, vidrio, metal, también de pilas (o baterías), que son de los mayores contaminantes y requieren un tratamiento especial; hace años, la Prefectura hizo un monumento que llenó de baterías para que no contaminen; estas deben ser acciones constantes y no aisladas.
Las famosas 3R (reciclar, reusar y reducir) deben ser aplicadas cada día dentro y fuera de los hogares ecuatorianos. Pongamos una meta superior al 11,8 por ciento de residuos recogidos creando una campaña que bien podría llamarse “Rescata los 4M”, haciendo alusión a las cuatro regiones del país.
@AndreaLimongiS