En este mes del manabitismo y provincialización de Manabí, es de justicia recordar con reverencia y gratitud la vida y obra del Lcdo. Ángel Loor Giler.
Fue un humanista, responsable, íntegro y honesto a todas luces, en su firme compromiso con la cultura, educación, comunicación social y promoción del pensamiento crítico.
De los aspectos más relevantes de su fecunda trayectoria es de destacar: como presidente del CRM, firmó con una empresa alemana la construcción de la presa Poza Honda, que provee del líquido vital a gran parte de los manabitas. Dirigió la editorial Gregorio, que trascendiera los límites de la mera publicación comercial, convirtiéndose en un espacio de entereza cultural, donde se dio cabida a la publicación de libros, folletos y poesía de grandes autores provinciales y nacionales, muchos de ellos desconocidos hasta ese momento, y con el sello de Gregorio, hizo posible que ideas relevantes sobre la literatura, historia, música y educación llegaran a un público más amplio e investigador. Lideró durante más de una década la campaña para modificar la definición y ortografía de montuvio. Hasta diciembre de 2014, el término montuvio se escribía con “b” y era definido por la Real Academia Española (RAE) como hombre recio, grosero y montaraz. Sin embargo, desde enero de 2015, por la gestión del Lcdo. Ángel Loor, la RAE actualizó la entrada, cambiando la grafía a montuvio con “v” y redefiniéndolo como hombre de la Costa ecuatoriana, alegre, amable, de vestimenta ligera, dedicado a las labores del agro y muy jovial, como en realidad es el manabita. Es de aplaudir su esfuerzo por la defensa de nuestras raíces y el fortalecimiento de nuestra identidad.
Fue director-editor de medios, manteniendo un compromiso con la veracidad informativa y la inclusión de temas políticos, sociales y culturales que enriquecieran a la comunidad. Su pensamiento imparcial lo convirtió en una figura respetada dentro del mundo de la comunicación social, pues supo encontrar el equilibrio entre el periodismo informativo y la reflexión profunda.
Como educador, fue muy comprometido con la formación de ciudadanos justos y responsables; buscaba cultivar en sus estudiantes una visión del mundo enriquecida por el análisis profundo y el respeto a las ideas. De la Universidad San Gregorio, fue uno de los que impulsó su creación.
A lo largo de su vida, dejó una marca indeleble en quienes aprendimos de él (fue mi entrañable mentor), de su ejemplo de vida y dedicación al trabajo. Recordar su legado es una luz de inspiración para quienes batallamos por un Ecuador más justo y equitativo. El Lcdo. Ángel Loor Giler fue, sin lugar a dudas, un hombre de gran autoridad en la sociedad manabita, aún en deuda con él.