Ecuador es testigo de un fenómeno que, aunque opera de manera silenciosa, socava profundamente los cimientos de su economía formal y corroe el tejido institucional del Estado.
A este fenómeno se lo denomina lavado de activos, blanqueo de dinero o lavado de dinero. Esta actividad ilícita distorsiona los indicadores macroeconómicos y también propicia un ecosistema de corrupción e impunidad.
Es necesario determinar a qué se le denomina lavado de activos y cómo se produce. Por lo general, es el proceso en el cual se encubre el origen ilícito de fondos obtenidos a través de actividades como el narcotráfico, la corrupción, la evasión fiscal, la trata de personas o el contrabando. El objetivo de la actividad es dar la apariencia de legalidad a esa lluvia de recursos que son insertados en el circuito de la economía formal.
Generarlo tiene varias aristas. Según entendidos, es común la colocación de dinero ilícito en el sistema financiero, mediante depósitos bancarios, la compra de bienes de alto valor como casas, edificios, centros comerciales, automóviles de alta gama, yates, aviones, haciendas, entre otros. Es común también las inversiones ficticias.
Otro de los canales de este ilícito es la estratificación, que implica que la cantidad de dinero se fragmenta y se la transfiere a varias cuentas, así como a varios países o también mediante la utilización de instrumentos financieros. Es así como se pierde la ruta del dinero y dificulta su rastreo. Finalmente, luego de este circuito, enormes masas de dinero reaparecen totalmente limpias en la economía formal, como ingresos legales de empresas de apariencias lícitas.
Los sectores más propensos a esta actividad serían la construcción, que involucra a los bienes raíces, en donde se mueven gigantescas sumas de recursos con aparente legalidad. Otras podrían ser las casas de cambio, cooperativas, negocios de empeños, negocios de apuestas, comercio exterior, sector agrícola y ganadero.
En Ecuador, según análisis de la Unidad de Análisis Financiero y Económico (UAFE), el lavado de activos se ha disparado. En lo que va de enero a mayo de 2025, se ha detectado un lavado aproximado de 600 millones de dólares, cuando en los años anteriores este ilícito no superaba los 200 millones hasta 500 millones .
El lavado de activos no es solo un problema legal, es una distorsión profunda del modelo económico. Permitir que el dinero sucio fluya sin control es condenar al país a un círculo vicioso de ilegalidad. La lucha contra esta práctica debe ser frontal y sostenida.