Antes de que me digan anarquista, fascista, promotor de dictaduras o algo peor, aclaro que el título completo de este escrito debería ser “La democracia (como está) no funciona (como debería)”.
Admito que el título es un poco escandaloso, pero es que nos debería escandalizar la situación actual del sistema democrático en buena parte del mundo.
Democracia proviene del griego demokratía o «gobierno popular», formado por dêmos «pueblo» y krateîn «gobernar». Entonces, se trata de que el pueblo (los ciudadanos) pueda decidir sobre el poder o el gobierno a través del sufragio. Ya en esa época existían órganos orientados a las distintas funciones de gobierno. Y aunque la democracia griega no era perfecta, pues tenía restricciones como, por ejemplo, que las mujeres no podían votar, existían mecanismos para asegurarse de que solo las personas más preparadas pudieran ejercer un cargo público.
Hoy en día la democracia se ha convertido en una especie de concurso de popularidad. Para ganar unas votaciones no es necesario tener preparación, experiencia o plan de trabajo, sino solo hacer una campaña que dé popularidad o visibilidad positiva. Y los electores (en gran parte por su falta de educación) no analizan propuestas o formación, sino otros aspectos que incluso caen en lo banal.
El sistema político actual no asegura que personas realmente preparadas participen en una elección. Para muchos cargos solo es requisito ser mayor de edad y estar en goce de los derechos políticos. Así terminamos con autoridades que no saben bien para qué fueron elegidas, ni sus deberes y responsabilidades.
Otro problema son los movimientos políticos “de alquiler”. Esos partidos o movimientos donde el “dueño” (el principal dirigente) puede decidir quién va de candidato, muchas veces con base en los “aportes” que pueda hacer esa persona.
En las elecciones de este año hemos visto otro aspecto negativo de la democracia actual: las campañas electorales se están enfocando más en atacar al contrincante que en publicitar al candidato, y la difusión de noticias falsas, potenciada por el uso de inteligencia artificial, socava aún más el sistema político.
¿Consecuencias de esto? Cada día en el mundo hay más autocracias (sistema de gobierno que concentra el poder alrededor de una sola figura). El informe del V-Dem 2025 indica que en el planeta ya hay más autocracias (muchas veces disfrazadas de democracias) que democracias plenas.
Si bien es necesaria una reforma al sistema democrático que permita a personas capacitadas participar sin tener que estar sujetas a condicionamientos de los dueños de los partidos o movimientos, también es necesario educar en política (no en politiquería) a los ciudadanos. Si no, la gente dejará de confiar en la democracia y empezarán a imponerse (que ya empieza a ocurrir) otros sistemas como el fascismo.