Con alma, vida y corazón hay que defender nuestras instituciones, más aún cuando son legado de nuestros antepasados.
Los jipijapenses deben creer más en sí mismos, querer y respetar su ciudad, cuidar sus instituciones y protegerlas de propios y extraños. Parecería que reina la indiferencia por su tierra, como si no importara lo que ocurra con ella. Cada quien va por su lado, y así no se construye comunidad. Cuando se tiene sentido de pertenencia, se lucha y se protege lo propio, por la gente y por la tierra. No olvidemos que Jipijapa fue la primera ciudad de lo que hoy es Manabí en independizarse del yugo español, el 15 de octubre de 1820. Hoy cumple 205 años de independencia política y 201 de cantonización. Fue ejemplo para la provincia, pues junto con Portoviejo y Montecristi formó parte de los primeros cantones de la provincia de Manabí en 1824.
Por todos estos hechos históricos, Jipijapa debe reafirmar su identidad, sin dejar de exigir obras ni de denunciar actos de corrupción, si los hubiera, con nombres y apellidos, dejando precedentes. Pero siempre defendiendo la institucionalidad.
Las instituciones no son malas ni corruptas por sí solas; lo son por culpa de sus malos administradores, personas de carne y hueso que cometen errores y abusan del poder, saqueando recursos públicos. Son ellos quienes deben salir, sin que eso signifique destruir o desprestigiar las instituciones. Al contrario, hay que fortalecerlas y convocar a los mejores hombres y mujeres de Jipijapa para que las dirijan con honestidad.
Los jipijapenses no deben prestarse a ser altavoces de quienes buscan desmantelar lo que es de todos. Una mentira repetida mil veces puede volverse verdad. Un ejemplo claro es la desaparición de la Junta de Recursos Hídricos (JRH), que se concretó incluso con el aval de los propios jipijapenses. ¿Qué ganaron con eso? Las cosas, lejos de mejorar, empeoraron.
Hoy ocurre algo similar con una de las instituciones más representativas: la Universidad Estatal del Sur (UNESUM), referente educativo para jóvenes de Puerto López, Paján y, sobre todo, Jipijapa. Ofrece más de 28 carreras, posgrados, maestrías y doctorados. Por eso y más, hay que defenderla. Es patrimonio de todos. No permitan que se la arrebaten. Luchen con argumentos y no se dejen manipular por quienes solo quieren hacerle daño al cantón.