En nuestro país, tenemos la costumbre de ver postergar decisiones, acciones y responsabilidades de ley, porque tenemos autoridades que siguen enquistadas permaneciendo en ella.
Me refiero a los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE). Ver cómo pasa el tiempo y aquellos que desde hace rato tenían que haberse ido a su casa, más bien han convertido sus puestos en su trinchera de poder y de abusos, que chocan ante la espera y la impotencia de la ciudadanía, que observa cómo estas autoridades se mantienen en el poder en contra de lo que la ley manda y ordena.
El Consejo de Participación Ciudadana, desde hace 3 años, debería haber realizado los cambios en el CNE, pero sus mismos errores y muchos consejeros señalados y poco capaces aparte de “interesados políticamente” por decir lo menos, han echado a la borda la institucionalidad y la responsabilidad para lo cual fueron elegidos. Se han pasado haciendo shows retrasando procesos, perjudicando al Estado y develando quiénes son a la final, simples marionetas del poder político enquistado en las instituciones de control del Estado.
Es por demás evidente el interés de no dar paso a la elección de los nuevos consejeros para el CNE. Existen comisiones ciudadanas, exámenes, evaluaciones, y tantas otras cosas para garantizar la elección de los nuevos miembros que deberán regir los destinos de esta institución, sin embargo, el CPCCS ha dejado que todo se postergue en el tiempo, manoseando el proceso y haciendo de la estructura y poder del CNE el apalancamiento de miembros que no se quieren ir, que se han mantenido tantos años buscando perennizarse, manejando los hilos de las elecciones, a su comodidad.
Es cierto que, en base a un proceso abierto de elecciones, estos consejeros no podían irse; tendrán la justificación precisa, porque si algo es verdad, es que los ecuatorianos somos llamados a elecciones a cada rato, y por ende el tiempo le ha jugado a su favor para mantenerse en esta institución; pero ya los ecuatorianos estamos cansados de ver las mismas caras que parecen burlarse del pueblo cuando sonríen declarando resultados, resaltando una transparencia y validez que muchas veces deja más dudas que certezas.
Es necesario que el control, la transparencia y la participación ciudadana, se hagan notar en este CPCCS, y es actuando con diligencia, firmeza y capacidad para que los nuevos procesos electorales tengan nombres y apellidos diferentes, que los nuevos consejeros sean elegidos inmediatamente y ya no dar funciones prorrogadas a los mismos de siempre, que siguen siendo criticados y señalados por tantos errores cometidos.
El país merece agilidad, transparencia y respeto. Debemos exigir estos cambios.