La Biblia, en el libro de Eclesiastés 3:11, en referencia a la idea profundamente espiritual de ir más allá de sí mismo, la trascendencia, dice que Dios ha puesto la eternidad en el corazón de los hombres.
La versión Reina Valera (1960) declara: “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin” y la Nácar Colunga reza: “Todo lo hace Él apropiado a su tiempo y ha puesto además en el alma la idea de la perduración, sin que el hombre pueda descubrir la obra de Dios desde el principio al fin”.
De acuerdo a este manifiesto, añoramos la existencia eterna para descubrir la creación y aquellos libros que todavía no se han abierto, pues el conocimiento es perpetuo. Este es un anhelo que cada ser humano abriga con esperanza, nadie quiere morir y por ello busca, de toda forma posible, proteger la salud y la vida.
La ciencia dice que, a futuro, habrá seres humanos que alcanzarán los ciento cincuenta años de vida e incluso se habla de la inmortalidad; y, de la mano de esta, los médicos expertos en longevidad cada día comparten descubrimientos espectaculares de vitaminas o alimentos “anti-aging”, para lucir y sentir la eterna juventud.
Se podría decir que se vive la época de la obsesión por la eterna juventud y me parece increíble, ¡qué suerte experimentar una era de tanta academia y descubrimientos que mejoren la calidad y expectativa de vida, el estado físico, el bienestar y el disfrute sobre este hermoso planeta!
¿Ha oído usted de Bryan Johnson? Un empresario estadounidense que invierte su fortuna en tratamientos de longevidad y tiene un experimento biológico denominado Blueprint para revertir el envejecimiento. Si bien ha provocado que suenen las alarmas por efectuar terapias extremas respaldadas por la ciencia, como recibir transfusiones de plasma de su hijo, también comparte consejos “al alcance del humano común”, como detalles de suplementos, vitaminas y rutinas de ejercicio y descanso que pueden revertir el proceso natural de envejecimiento o ralentizarlo.
Luego, se han hecho virales los consejos de la Dra. Nathaly Marcus, quien enfatiza las rutas desinflamatorias del cuerpo con antioxidantes naturales como “blueberries”, aceitunas, té verde y cacao, entre otros.
Sin duda, el inmerecido regalo de la vida, concedido por el Creador del Universo, merece que lo recibamos con la mayor dignidad posible, cuidando la salud, tanto física como mental, y para ello cada quien buscará la fórmula perfecta. La eternidad, inherente al alma, siempre encontrará nuevas formas y caminos para dejar huella en este planeta.