La administración del edificio del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) en la capital manabita ha pasado a manos del Gobierno Municipal de Portoviejo, luego del convenio firmado entre el alcalde del cantón, Javier Pincay, y el ministro correspondiente, Danilo Palacios.
El icónico edificio es de gran significado para el desarrollo urbano-arquitectónico de Portoviejo. Y como representación institucional lo es para la provincia.
En su llamativa estructura y diseño del arquitecto Gumercindo Moreira – premiado por su estilo de servicio ambiental funcional- en orgulloso pasado albergó a la Subsecretaría del MAG, al Programa Nacional del Café, a direcciones nacionales y provinciales como el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agropecuarias (IERAC) y más entidades de apoyo al campo.
Sin embargo, en los frecuentes cambios de gobiernos la situación agropecuaria de Manabí desmejoró al alinearse al país a ideas tiránicas de ciertos partidos turnados en el poder, castigándose a los manabitas al suprimírseles las subsecretarías de Obras Públicas y la del MAG.
Todo se fue de bajada. Y aquella puñalada afectó particularmente al icónico edificio: el descuido que empezó a recibir fue acrecentado por los daños que le ocasionara el fatídico terremoto del 16/04/16, cuando la desenfrenada lujuria económica de los derrocamientos pretendió derribarlo.
Aquello no sucedió por la alarma de quienes demostraron que no era necesario. Más, la estampida provocada dejó el local en abandono irracional, a merced de los elementos principales de la naturaleza; y por la incapacidad, la irresponsabilidad, el desinterés y la doblez política de sus administradores.
Se efectuaron varios intentos por rescatarlo, tibios y sin mayor fuerza, exceptuando la actitud del ingeniero Jimmy Miranda, quién al llegar a la dirección distrital del MAG Manabí logró recuperar el edificio ya en poder de Inmoviliar, ingeniándosela para construir el cerramiento y la limpieza. Lamentablemente, el criticable frecuente cambio inesperado de ministro llegó. Miranda marchó y el desinterés retornó.
En estás circunstancias, bien que el alcalde Pincay haya logrado el comodato para arreglar el edificio y compartirlo con el MAG. Su intención por responsabilizarse de este bien es evidente. Pero no la tendrá fácil la municipalidad con sus cortos recursos, lo que se intuye al expresar el alcalde que, de los cinco pisos, inicialmente se adecuará el primero para oficinas municipales y del MAG. Son cincuenta años en comodato y al alcalde le quedan dos de mando.
Personalmente me hubiera gustado más que la municipalidad se hubiera revestido de valor y exigido al MAG que, en vez de estar gitaneando, rehabilite su sede institucional. Queda como deber.