Ecuador inicia un nuevo periodo de gobierno de cuatro años, con Daniel Noboa al frente, quien no es nuevo en el cargo, pues anteriormente fue elegido para completar el mandato interrumpido de Guillermo Lasso tras la aplicación de la muerte cruzada.
Hay confianza en que el mandatario pueda afrontar con eficacia los desafíos que persisten: la inseguridad, el desempleo, la crisis económica, la pobreza y la debilidad institucional. El país necesita reformas profundas y acciones firmes que marquen un giro en la gestión pública.
Con el respaldo de una mayoría legislativa, el Gobierno tiene condiciones favorables para impulsar políticas que generen resultados visibles y sostenibles.
En el caso de Manabí, se espera que esta administración dé prioridad a temas largamente postergados, como la reconstrucción pendiente tras el terremoto, el desarrollo hídrico, el fortalecimiento de la producción y la descentralización efectiva que empodere a los gobiernos locales.
Un enfoque territorial, sensible a las realidades de cada provincia, será clave para lograr una gestión equitativa y con impacto.
Noboa asume hoy el desafío de liderar al país a tiempo completo, por cuatroaños. Que este nuevo periodo sea recordado por el cumplimiento de los compromisos asumidos y no por la repetición de las deudas históricas.