“Temprano esta mañana, cuando llamaste a mi puerta, dije: ¡Hola, Satán!, creo que es tiempo de irnos. Yo y el diablo, caminando lado a lado (…) No veo el motivo de por qué la gente me persigue, debe ser ese viejo espíritu tan profundo en tu tierra. Puedes enterrar mi cuerpo, para que mi viejo espíritu maligno pueda viajar”.
Así reza una canción teatral, independiente y talentosa de Soap&Skin, proyecto musical experimental de la austriaca Anja Plaschg. La letra puede permitirse varias interpretaciones, empezando por la más obvia, la religiosa; de hecho, por allí ya varios han tachado la obra de blasfema.
Pero nosotros vamos más allá. La adaptación, en realidad, se basa en la composición originaria de Robert Johnson (1911-1938), cantante, compositor y guitarrista estadounidense de blues, quien fue descendiente de esclavos y feneció a la temprana edad de 27, teniendo una vida corta y trágica, convirtiéndose en un mito.
Fue indiscutible su virtuosismo, que incluso una de las varias leyendas que se le atribuyen explica que hizo un trato con el diablo en el cruce de una carretera, tal como indica la letra de la canción original.
Hoy es considerado el abuelo del rock and roll y el rey del delta blues, y uno de los cien guitarristas más grandes de todos los tiempos, de acuerdo a la revista Rolling Stone, habiendo dejado marcada influencia en Bob Dylan, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, The Rolling Stones, Queen, The White Stripes, Eric Clapton, entre otros célebres músicos.
Regresemos a la lírica, entendiendo la biografía de Johnson. Esta nos dice que es necesario enfrentar los demonios internos cara a cara y aprender a caminar de la mano, a convivir con ellos, para que algún día, quizá cuando el espíritu esté viejo, lo liberen.
Me and the Devil, de Johnson y Plaschg (2013), es una poesía a la dualidad humana. Los conflictos, miedos, traumas, emociones negativas que afectan la psicología, el comportamiento y el desarrollo pleno, son demonios porque pueden poseer y dominar hasta destruir, si no se consigue abrir la puerta para que abandonen. Algunos demonios persiguen desde la infancia o la adolescencia, y quién sabe hasta cuándo.
La canción invita a que el diablo camine junto a uno, lado a lado, porque es tiempo de ir.
Recordemos a Jesús, el hombre más grande de todos los tiempos, en su aislamiento de cuarenta días en el desierto, enfrentado cara a cara con Satanás y rechazando las ofertas de poder y gloria, las tentaciones, para convertirse en el profeta y ser espiritual más excepcional que haya existido.