Es triste y doloroso reconocerlo, pero seguiremos retrocediendo si no tenemos la fortaleza moral para cambiar como personas y como profesionistas, y si nuestro gremio sigue debilitándose.
Hace algunos años que el Colegio de Abogados de Manabí dejó de ser lo que fue. Ahora somos el centro de dos hechos escandalosos: una acción de protección ha obtenido resolución de nulidad de la elección de la nueva directiva, lo que retrotrae las cosas al estado anterior a dicho proceso y, por tal, deja al directorio en funciones prorrogadas; y el más grave: la inconsulta, irresponsable e irrespetuosa enajenación de parte de la edificación del Colegio de Abogados de Manabí, ubicada entre las avenidas Manabí y Periodista de esta ciudad de Portoviejo.
De haberse concretado la negociación, celebrado contrato de compraventa y recibido parte del dinero… como se comenta; y más aún, por un monto irrisorio, distante del valor comercial que corresponde a la plusvalía en ese sector de la ciudad. De ser así, se habrá cometido más de un delito, que debe investigar de oficio la Fiscalía Provincial.
Propongo al abogado Adolfo Castro, presidente en funciones prorrogadas, una inmediata Asamblea General de Abogados de la provincia, previa apertura de inscripciones para nuevos afiliados, con la consiguiente actualización del padrón electoral. Además, sugiero cursar invitaciones a los expresidentes del directorio y expresidentes del tribunal de honor del Colegio, para que asistan a tal acto.
Nos hace falta conocer la historia de nuestra institución y los esfuerzos realizados por diversas directivas del Colegio para lograr tener lo que tenemos. Nos hace falta el liderazgo de colegas con clara visión, para que proyecten jornadas académicas, sociales, deportivas y cuantas sean necesarias para recuperar el prestigio perdido y volver a ocupar la posición que merecemos en la provincia y el país.