El gerente del Banco Central, Guillermo Avellán, en una intervención en un congreso internacional de economía y banca, sostuvo que la economía, en el primer trimestre de 2025, experimentó un crecimiento del 3 % .
Según estimaciones, se espera que para el cierre de 2025 esta se ubique en promedio en un 2,8 %, con lo cual se podría pensar que la economía ecuatoriana refleja claros signos de recuperación.
La información del Banco Central está respaldada por el pronunciamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI), que sostiene que para 2025 se espera un crecimiento del 2,8 %, aunque en ocasiones también el presidente Noboa ha sostenido que Ecuador crecerá en un 4 %. Si bien lo que sostienen el FMI, Guillermo Avellán y el presidente Noboa son expectativas de crecimiento, podrían cumplirse o no, dependiendo del escenario que se presente en lo que resta de 2025.
Desde el Gobierno se ha sostenido que este impulso que habría experimentado la economía ecuatoriana, medida a partir del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), se debe a la reactivación del consumo y a un cierto repunte de la inversión pública y créditos a las pymes más bajo.
Las afirmaciones son alentadoras, pero no se puede olvidar que la situación de las variables económicas, como el consumo, la inversión pública y las tasas de interés, han sido el detonante para una acentuada vulnerabilidad de la economía ecuatoriana, más cuando experimenta tasas de interés para el consumo que superan el 16 % y los microcréditos por encima del 21 %. Con estas tasas de interés es impensable una reactivación económica, más cuando no se ha superado la contracción económica experimentada en 2024, que superó el -2 %.
Esta caída del -2 % en 2024, según Cuentas Nacionales, habría sido impulsada por la disminución del consumo de los hogares, debido al incremento del IVA, restricción del gasto del Gobierno, que no utilizó el 100 % de lo estimado en el Presupuesto General del Estado, y la formación bruta de capital fijo, que implica poca inversión privada, motivada por las altas tasas de interés, por factores de los cortes de energía e incertidumbre política.
Si bien Ecuador estaría en una ristra de crecimiento, impulsado por apoyo externo y reactivación del consumo, no es menos cierto que subsisten desequilibrios fiscales, infraestructura energética frágil e inversión rehén de la política y la corrupción. El Gobierno, de no apalancar las reformas estructurales y la seguridad jurídica, haría que el anunciado crecimiento quede en mera especulación.