Por muchos años, la palabra Dios constaba en la Constitución como la guardiana que bendecía al país, para que haya paz, libertad, trabajo, salud, educación y bienestar para todos.
Cada presidente de la República del Ecuador que asumía la más alta magistratura juraba ante Dios y ante la patria cumplir y hacer cumplir las leyes y la Constitución durante su mandato.
Por tal motivo, la mayoría del pueblo ecuatoriano solicita que se incluya, una vez más, la palabra Dios en la Constitución, para que desaparezcan la maldad, el odio, la venganza, el sicariato y la corrupción, y para que nuestro creador bendiga esta tierra en la que la mayoría de sus hijos somos creyentes: católicos, evangélicos, entre otros, convencidos de que Dios y Jesús son la guía y la salvación para el bienestar de todos.
La pregunta del millón: ¿quién ordenó sacar de la Constitución la palabra sagrada Dios, cuando sabemos que el creador es nuestro salvador y que sin Él nada somos, quedando expuestos al maléfico? Los herejes de la Revolución Ciudadana del siglo 21, pertenecientes al Foro de Sao Paulo, fueron quienes decidieron suspender a Dios de la Constitución del Ecuador, hasta la presente fecha, dejando a todos los ecuatorianos sin protección divina. Estos malos hijos piensan que son autosuficientes y que no necesitan de su presencia.
Nosotros, los cristianos, solicitamos encarecidamente al señor presidente, Ing. Daniel Noboa Azin, que en la próxima Constituyente se decida que Dios vuelva a bendecir y proteger a los ecuatorianos en esta Constitución. Y si fuera posible, el próximo 24 de mayo se escuche en la posesión del presidente Daniel Noboa Azin jurando ante Dios y ante la patria: Dios bendice a Ecuador.