Ningún médico puede curar con eficacia sin tener un diagnóstico preciso.
Esa misma lógica conviene aplicar cuando discuten la llamada, en forma original, Ley Orgánica para Desarticular la Economía Criminal Vinculada al Conflicto Armado Interno, en la Asamblea Nacional.
Existen dos hechos que están en la raíz de este problema de carácter mundial y en especial en América Latina, y que no deben obviarse. Primero, el negocio de la droga es una fuente gigantesca de riqueza de la banca mundial, sobre todo norteamericana y europea. En 2001, con base en la documentación oficial del Congreso de EE. UU., la Universidad de Columbia, del estado de Nueva York estableció que las ganancias anuales llegaban a los 600.000 millones de dólares.
En 2002, con el mismo soporte documental, el Instituto Tecnológico de Massachusetts calculó que los ingresos anuales frisaban entre 620.000 a 650.000 millones de dólares. Dichas ganancias se suponen ahora que se han cuadruplicado. Los sectores financieros, con sus poderosos entronques con la élite política mundial, no permitirán que se les corte estos ingresos multimillonarios. No se dice una palabra al respecto.
El segundo origen del problema está en el crecimiento exponencial de la demanda de la droga porque no se controla el consumo en países desarrollados. En EE. UU. los consumidores llegan a los 37 millones de personas (más del 10 % del total de sus 334 millones de habitantes), y en Europa, donde se estiman 48 millones los consumidores.
En Colombia, con 8 bases militares de EE. UU., el área de cultivos se ha incrementado desde 1998 al 2024, de 84.000 hectáreas a 370.000. A mayor demanda, mayor producción. Sin contar sus 200.000 muertos.
Los grupos al margen de la ley, según investigación de México, tienen armas elaboradas en EE. UU. en un 90 %, pero cada una tiene registrado un código y fábrica con la que se puede ubicar qué persona o empresa las compró. Tampoco hacen nada. Venden armas a los GDO y también a los países. Todo puede ubicarse y nada se hace. Negocio doble. Hace meses, El Salvador capturó una embarcación llena de armas de EE. UU. con destino a Ecuador. ¿Se revisaron esas armas, su origen, quiénes compraron y sus destinatarios? ¡Nada!
¿Aparte de otorgar poderes omnímodos al presidente, qué dice este y otros proyectos de ley sobre las transacciones financieras de los bancos involucrados y los de nuestros países? Conociendo todo este manejo, el gurú del capitalismo y premio Nobel de 1976, Milton Friedman, desde 1991 propone que se legalice este negocio, como en EE. UU. se hizo con el consumo del tabaco y alcohol, única forma comprobada para vencer a los grupos de la mafia de ese país. No puede América Latina seguir colocando los muertos para que la banca mundial se enriquezca en forma demencial.