La conservación de los espacios urbanos regenerados debe ser una preocupación para los municipios, que tienen la responsabilidad de garantizar el cuidado y funcionalidad de las obras financiadas con recursos públicos.
No es suficiente con ejecutar proyectos; es indispensable asegurar su mantenimiento y uso adecuado en el tiempo.
En varias ciudades, existen sectores intervenidos mediante regeneración urbana donde se planificó, por ejemplo, el soterramiento de cables, pero las instalaciones subterráneas quedaron sin uso y los tendidos aéreos aún persisten. Otros problemas frecuentes incluyen el deterioro del mobiliario urbano, daños a jardineras y plantas, así como la ocupación indebida del espacio. Todo esto refleja falta de seguimiento técnico y compromiso institucional, y afecta la estética, la funcionalidad de las obras, el sentido de pertenencia y el respeto.
Las autoridades municipales deben recordar que la obra pública se financia con los impuestos de toda la población. Tienen que responder con gestión efectiva, controles adecuados y acciones correctivas que garanticen su durabilidad.
No es aceptable que se deterioren obras recientes mientras los ciudadanos continúan pagando por un mantenimiento que no se hace.