Según el estudio mensual que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en las nueve ciudades más importantes de Ecuador, se determinó que en junio de 2025 la canasta familiar básica reflejó un costo promedio nacional de 812,64 USD.
Esto implica que mantuvo una variación de 16,89 dólares con relación al mes de junio de 2024, que fue de 795,75 USD.
En esta medición de junio del INEC, también se determina que la ciudad con la canasta familiar básica con el nivel más alto en su precio sería la ciudad de Cuenca, ya que experimenta variaciones considerables, por lo que lidera el ranking y se ubica como la ciudad más cara para vivir, con un valor de 858,14 USD mensuales.
Según estimaciones, el factor determinante para que Cuenca sea la ciudad con mayor costo de la canasta familiar básica se debe a la alta demanda de residentes extranjeros, turistas y jubilados, de EE. UU. y Europa, que ha provocado que los precios de alquileres de casas y departamentos se hayan disparado por encima de lo habitual, ya que ellos, sin mayor miramiento, pagan rentas de entre 300 y 600 USD en sectores céntricos de la urbe.
Desde la frialdad de las cifras se podría pensar que esta situación no trae complicaciones para la ciudadanía, en particular de la ciudad de Cuenca, pero en los hechos sí hay una afectación tanto a la ciudad como a sus ciudadanos, quienes ven cada día una reducción sistemática del poder adquisitivo de su dinero, que implica que los habitantes de Cuenca pueden comprar menos productos de lo que compra un ciudadano de otra ciudad con la misma cantidad de dinero.
El encarecimiento de precios de vivienda está expulsando a grupos sociales de ingresos medios y bajos hacia zonas más periféricas o informales, ampliando peligrosamente la segregación social. Cuenca está experimentando gentrificación, con zonas enteras orientadas a consumidores extranjeros que provocan que los precios se multipliquen, afectando gravemente a los ciudadanos locales.
Desde una mirada objetiva, que integra datos técnicos, se determina que la realidad de Ecuador evidencia un agudo desequilibrio, por lo que vivir en Cuenca implica costos mayores que en otras urbes, sin necesariamente corresponder a que sus ciudadanos reciban mayores beneficios sociales. El encarecimiento de los precios de los productos que conforman la canasta familiar repercute en la calidad de vida y erosiona la cohesión social. El Gobierno tiene la tarea de reconocer estas disparidades, interpretarlas y actuar sobre ellas para construir con equidad un verdadero Ecuador para todos.