Las escuelas de Manabí no pueden seguir esperando. Muchas tienen techos rotos, baños dañados, paredes agrietadas o escritorios en mal estado.
Los estudiantes merecen estudiar en lugares seguros y limpios.
Antes de pensar en arreglar, el Gobierno debe hacer una inspección completa. Solo así se sabrá qué necesita cada escuela. Algunas pueden necesitar reparaciones urgentes, y otras solo pequeños arreglos.
No se trata de gastar por gastar, sino de usar bien el dinero. Lo importante es que ningún niño tenga que aprender en medio del polvo, el calor o el peligro.
Inspeccionar es el primer paso para mejorar. Y mejorar las escuelas es invertir en el futuro de Manabí.