En el corazón de Manabí, el cultivo de maíz ya no es solo una tarea de manos y azadones. En 2025, la tecnificación ha transformado el paisaje laboral del sector, generando empleos especializados que contrastan con las labores manuales que dominaban en 2020. Drones que sobrevuelan campos para monitorear cultivos, sistemas y herramientas para el monitoreo de riego preciso han abierto nuevas oportunidades para jóvenes y profesionales, marcando un punto de inflexión en la economía agrícola de la provincia.
La tecnificación agrícola consiste en la aplicación de herramientas y procedimientos inventados por el intelecto del hombre para el aprovechamiento de los recursos naturales con el objetivo de lograr su sobrevivencia y el desarrollo de la humanidad. Desde 2020 el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), con sus programas de tecnificación han promovido el uso de tecnologías avanzadas, con un enfoque en Manabí, que concentra el 35% de la producción nacional de maíz. Según datos del MAG, en 2025, el 30% de los productores maiceros en la provincia utilizan sistemas de riego por goteo, frente al 5% hace cinco años. Esto ha disparado la demanda de técnicos especializados en instalación y mantenimiento.
La siembra de maíz en Manabí abre las puertas a nuevos oficios
La transición de labores manuales a roles técnicos ha sido notable. En 2020, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) estimaba que el 80% de los empleos maiceros en Manabí eran informales, centrados en siembra y cosecha manual. En 2025, el panorama es distinto: el MAG calcula que 1.200 empleos especializados se han creado en la provincia, incluyendo operadores de drones, técnicos en sistemas de riego y analistas de datos agrícolas.
Estos nuevos roles no solo mejoran la productividad de los cultivos de maíz, sino también los ingresos. Un operador de drones en Manabí gana dependiendo de la demanda que tenga, explica Fabricio García, quien agrega que la hora puede costar $140 dólares, calculando que por batería se cobra $70, y esta puede duran en promedio media hora.
La tecnificación también ha atraído a jóvenes que antes migraban a ciudades como Guayaquil o Quito en busca de oportunidades. El manabita Manuel Zambrano es uno de ellos. Él señala que “ahora todo es más fácil, lo que uno debe hacer es estudiar, prepararse con las herramientas correctas para hacer parir la tierra sin tanto esfuerzo físico”.
Formación como pilar del cambio
Desde la academia también hay un aporte importante a la tecnificación del cultivos, entre ellos de maíz. Henrry Pacheco, docente de la facultad de Ingeniería Agrícola de la Universidad Técnica de Manabí (UTM) hace énfasis, por ejemplo, en la compra de un espectro radiómetro a través de un convenio con la Escuela Superior Politécnica de Manabí (ESPAM). Explicó que se trata de un sensor multiespectral que mide la energía electromagnética que emite el cultivo en distintos rangos, ya sea con espectro visible o con espectro infrarrojo, con lo cual se obtiene la información que permite determinar las carencias y excesos en los cultivos, relacionados al agua, nutrientes o incluso aspectos fitosanitarios que afectan a la planta. Con este equipo se pueden reducir los costos de producción o que la inversión sea la que se necesita para alcanzar un máximo rendimiento, señaló.
La UTM también ha capacitado a más de 500 jóvenes en manejo de drones agrícolas y tecnologías de riego desde 2022. Esto responde a la creciente necesidad de perfiles calificados. «Antes, el trabajo en el campo era físico; ahora, necesitamos saber de software y precisión», comentó Juan Zambrano, un egresado del centro de estudios.
Nuevas carreras para reforzar la tecnificación
El Instituto Superior Tecnológico Paulo Emilio Macías (ISTPEM), han adaptado sus mallas curriculares para incluir tecnificación agrícola. El ISTPEM, a través de las carreras de Agricultura Sostenible y de Automatización e Instrumentación, busca, entre otras cosas, automatizar el monitoreo de cultivos.
El MAG, en alianza con el sector privado, ha invertido $2 millones desde 2022 en programas de capacitación en Manabí, según un informe oficial. Estos esfuerzos han permitido que el 25% de los productores de maíz de la provincia adopten tecnologías avanzadas, frente al 10% en Los Ríos y el 15% en Guayas, según información publicada en el portal Primicias en febrero de 2025.
Sin embargo, el acceso a estas oportunidades no es universal. Pequeños productores con menos de 5 hectáreas enfrentan barreras para adquirir equipos tecnológicos debido a su costo, que puede superar los $5.000.
Un futuro con desafíos y promesas
La tecnificación de cultivos de maíz también plantea retos. La automatización podría reducir algunos empleos manuales, especialmente para trabajadores no calificados. El INEC proyecta que, de no ampliarse las capacitaciones, el 15% de los empleos tradicionales relacionados al maíz en Manabí podrían desaparecer para 2030. Organizaciones como la Corporación Nacional de Maiceros abogan por más programas inclusivos para evitar desigualdades.
A nivel regional, Manabí compite favorablemente. Mientras que en Perú la tecnificación maicera está más avanzada, con un 40% de productores usando drones, en Colombia la adopción es menor, según un estudio de la Universidad de los Andes (2024).