El Gobierno de Daniel Noboa impulsa la creación de una nueva Constitución para Ecuador, un proyecto que, según sus estimaciones, podría concretarse en un plazo de cinco meses. Esta iniciativa representa un paso crucial en su promesa de «refundar» el país, un discurso que resonó durante su campaña electoral. De hecho, el ministro de Gobierno, José De La Gasca, ha revelado que se están explorando diversas estrategias para cumplir con este ofrecimiento.
«Entendiendo el mandato que nos dieron el 13 de abril, pero también entendiendo que hay que ser flexibles. Alguien dirá no te vayas a la constituyente todavía si lo puedes hacer vía reforma o vía enmiendas, bueno, lo estamos viendo. Hay que tener en cuenta cómo se van a terminar de configurar las mayorías en la Asamblea, porque eso nos va a abrir caminos para despejar las otras vías de reformas poco más sutiles», afirmó De La Gasca.
El camino hacia la nueva Constitución para Ecuador
El proceso propuesto por el Gobierno de Noboa contempla dos etapas electorales fundamentales. Primero, una consulta popular para que los ciudadanos decidan si desean o no una nueva Constitución o Carta Magna. Posteriormente, un referéndum para aprobar el texto final de la Constitución. En contraste, la elección popular de los asambleístas constituyentes ha sido descartada. En su lugar, se buscará la participación de representantes de los cinco poderes del Estado. De hecho, esta decisión ha generado debate sobre la legitimidad del proceso. No obstante, el gobierno defiende su postura.
Según De La Gasca, la nueva Constitución busca integrar a representantes de la sociedad civil y de los gremios, además de las autoridades estatales. Por lo tanto, el gobierno busca un amplio consenso. «Necesitamos una mayor parte de las autoridades que tienen una representación popular, porque esa es una manera de recoger la legitimidad del mandante. Nosotros no pensamos en una Asamblea de 180 integrantes», señaló el ministro de Gobierno.
Opiniones divididas
Sin embargo, la propuesta ha generado diversas reacciones en el ámbito político y social. Mientras algunos sectores celebran la iniciativa como una oportunidad para modernizar el país, otros expresan preocupación por la falta de participación ciudadana en el proceso.
A pesar de esto, el Gobierno de Daniel Noboa se muestra decidido a llevar adelante su proyecto, convencido de que representa el camino hacia un Ecuador más próspero y equitativo.