Las casas donde ingresó la contaminación son de las familias Mero Espinal, Mero Mero y Marín Quijije. Los portales de las viviendas de Ana Arteaga, Blanca Mero y otros vecinos también se contaminaron con las aguas servidas. Muchas familias aledañas soportan el mal olor. Las calles parecían riachuelos de aguas servidas que estaban acumuladas en las tuberías taponadas. La casa de Luis Mero, donde vive su sobrina Patricia, fue la más afectada. Por más de tres horas limpiaron el cuarto, la cocina y la sala, pero el inmueble no quedó limpio por la falta de agua potable en el cantón. Patricia Mero se mostró indignada porque no tuvo el apoyo de los bomberos. Los mismos habitantes Los afectados culparon a la municipalidad del problemas, mientras que el jefe ambiental, Guido Espinoza, y el director de Obras Públicas, Xavier Anchundia, se defendieron señalando que el rebose de aguas servidas es por el taponamiento con basura de las tuberías del alcantarillado sanitario. Eddy Pilligua, jefe de la cuadrilla de limpieza del sistema sanitario, mostró varios pomos llenos de desechos extraídos de las tuberías. Contenían excrementos de chancho, residuos de comida, piedras, cañas, botellas y otros desperdicios que taponaron las tuberías de 6 pulgadas. Pilligua indicó que el alcantarillado sanitario en la parte alta funciona por gravedad y no por presión y que debido a la acumulación de desechos es que hay constante rebose de aguas servidas en diferentes sectores del cantón. Para eliminar el mal olor de las calles, el personal del Cuerpo de Bomberos limpió las áreas afectadas. Espinoza insistió que los ciudadanos deben colaborar en no arrojar desechos al sistema porque lo sucedido ayer es un problema que lo generan los mismos habitantes que luego son afectados.