Lucero, un inmigrante ecuatoriano de 38 años, fue asesinado en la noche del pasado 8 de noviembre en la localidad de Patchogue por un grupo de adolescentes que habían salido "a buscar mexicanos" para golpearlos, según el testimonio que dieron a la Policía tras ser detenidos y haber pasado a disposición judicial. Los siete jóvenes que formaban el grupo, en el que también había un hispano, serán juzgados como adultos y sobre ellos pesan las acusaciones de ataque de pandilla por odio racial o étnico, pues además golpearon a un amigo de Lucero, quien consiguió huir y avisar a la Policía. El cónsul mexicano indicó, además, que en los próximos días podrían enviar una carta en la que manifiesten su "honda preocupación" con lo ocurrido a Lucero. "Independientemente de la nacionalidad de la víctima, un crimen de odio, un crimen de esa naturaleza, es un crimen cometido en contra de todos nosotros, en contra de todos los latinos y por eso hemos expresado nuestra solidaridad con nuestros hermanos ecuatorianos", afirmó. Los restos mortales de Lucero llegaron el miércoles a su país, de donde había emigrado hace dieciséis años, para ser incinerados, tal y como había pedido a su madre. Un gran jurado debe dar a conocer hoy su decisión en torno a los cargos presentados en contra de los menores.