Se acusa al sacerdote, entre otras cosas, de hacer mal uso de los dineros que se recaudan por limosnas y donaciones, retirar y hacer desaparecer varias imágenes del interior de la iglesia, cuyas fiestas religiosas están por celebrarse en los próximos días, en honor a la Virgen de Monserrate. El caso está en estudio, y la arquidiócesis ha decidido dar licencia por un mes al acusado, para en este tiempo efectuar las averiguaciones y conversaciones correspondientes, pues para los representantes de la iglesia no hay motivo para el cambio que los insatisfechos ciudadanos están demandando. Pero, por la gravedad de las denuncias, el caso no debe quedar en simple arreglo entre las partes, pues algo similar ocurrió en años anteriores, con medidas momentáneas, porque ha vuelto el descontento, que aunque es parcial produce malestar y traba el buen desarrollo de las actividades religiosas y comunitarias. Para el efecto, vale que se piense en conformar, o reforzar si lo hay, un comité en que se encuentren representados: la comunidad, el concejo municipal y la arquidiócesis, para que sea el que maneje los recursos que causan las diferencias, pues al parecer el punto principal estriba en el aspecto económico. Sin embargo, para proceder a esto hay que llegar a determinar si el movimiento ha sido originado en verdades, pues si son versiones precipitadas y sin sustento cierto, también debería sentarse procedimiento legal para que no vuelva a repetirse, pues la vida comunitaria de Montecristi no puede estar alterándose por suposiciones antojadizas.