El 13 de septiembre del 2007, ocho meses después que Correa asumiera la conducción de la “revolución ciudadana”, cuyos efectos han causado serios estragos en la economía nacional, durante la sesión No 61 de la Asamblea General, se adoptó la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, que en sus 46 artículos precisa los derechos colectivos e individuales de tales comunidades, especialmente sus derechos a tierras, bienes, recursos naturales, a su cultura, identidad y lengua, al empleo, la salud, la educación y a determinar libremente su condición política y su desarrollo económico. De lo anotado se puede colegir que si Correa no atiende los reclamos planteados por las nacionalidades indígenas, la situación del gobierno de “manos limpias y corazones ardientes” podría estar en serios aprietos de hacerse efectiva las amenazas de uno de sus puntales electorales, ya que al decir de Marlon Santi, Presidente de la CONAIE, sus integrantes sobrepasan los dos millones, quienes saldrían a las calles y plazas del país. ¿Nuestros amables lectores se imaginan lo que ocurriría si sólo el 10% del número invocado por el máximo dirigente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas se volcaran a reclamar por las 11 resoluciones adoptadas en su última sesión? Pensamos que sería el más grande levantamiento indígena que se haya producido en la historia republicana, frente a lo cual los malquerientes de Mahuad y otros huidizos se verían reducidos a grupos minúsculos. En los vehementes discursos de la última semana de octubre, líderes como Luis Macas, Humberto Cholango, Salvador Quishpe, Jorge Guamán, Mónica Chuji, se llegó a tildar al actual régimen hasta de genocida. Terrible acusación, ya que existe la Corte Penal Internacional que sanciona los delitos de lesa humanidad. "Si Correa no atiende reclamos indígenas se vería en aprietos"