Todas ellas están debiendo eficiencia a la ciudadanía, pues el manejo de las mismas atraviesa por dificultades administrativas-económicas que han sido generadas más por afecciones políticas que técnicas, lo que ha pesado sobre su accionar. Se espera su reivindicación con medidas drásticas aplicadas también casa adentro, pues la sobrepoblación laboral incide bastante en el presupuesto. Igualmente, debe transparentarse las labores de funcionarios y empleados para evitar las tergiversaciones de malos manejos o de aprovechamiento de funciones para beneficios ilegales. Es que, a pesar de los esfuerzos que realizan los administradores, que llegan cargados de buenas intensiones, se encuentran con una lluvia de compromisos y presiones “de arriba” que obsta para que, principalmente, se ejecuten en forma horizontal las acciones coactivas contra morosos de sus productos y servicios. Con una creciente cartera por cobrar, especialmente a entidades gubernamentales que deben cuantiosas sumas de dinero por el consumo de ambos servicios, y por las constantes pérdidas por robo de agua y energía eléctrica, estas empresas deben ser rehabilitadas para evitar que colapsen. Previniendo, se impone, por lo tanto, una verdadera reingeniería institucional para asegurarles una mejor conformación, corrigiendo la carga de errores que las ha llevado al actual estado de cosas, para hacerlas empresarial, social y moralmente más eficientes. "Dejar de lado compromisos y presiones varias"