Botellas, papeles y toda clase de desechos quedaron esta semana en las calles de la parroquia Calderón. “Cada vez que hay fiesta los comerciantes llegan, venden y se van. Nunca dejan limpio el lugar donde se instalan”, denunció el párroco del lugar, Héctor Aladino Vélez Ávila. Para el sacerdote el problema radica en una discusión constante entre el municipio y la junta parroquial que no se ponen de acuerdo.