El plan tiene un costo referencial de unos 100 millones de dólares, imposibles de financiar por una ciudad que tiene un presupuesto anual que no llega a los quince millones anuales. Las cuentas fiscales ecuatorianas viven una era de bonanza debido al reciente alto precio del petróleo. Si no se logra que este gobierno financie el plan en los próximos doce meses, luego será mucho más difícil porque entonces sí, el gobernante se podrá justificar diciendo que no hay suficiente dinero en caja. Manta debe estar unida para presionar ahora en busca del financiamiento. Las grandes obras de Manabí (entre las que estaría ésta) han sido logradas con jornadas de presión política; entonces, no caben los cálculos electorales ni las divisiones internas entre los líderes de la comunidad. El Plan Hidrosanitario debe ser el gran objetivo de la ciudad de los próximos cinco años, porque la gente, los negocios, el turismo, lo demandan así. Esta ciudad, que ha crecido en forma acelerada pero desordenada en la última década, se ha asentado una inversión nacional y extranjera que no se ha registrado en otro cantón de la provincia y que la ha convertido, sin duda, en la de mayor crecimiento económico. El cambio es notorio en los sitios más centrales, con las enormes diferencias de toda ciudad que crece a una tasa por encima de la media: extensos barrios marginales donde los servicios básicos no han llegado y los niveles de insalubridad y pobreza son extremos, generando problemas sociales como enfermedades y la delincuencia cuyos alcances llegan a todos los sectores. Este escenario es una razón más para apresurar las gestiones en torno al financiamiento de de las obras básicas.