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Ricardo Roberto Quintana Cedeño
La alegría no se decreta, se motiva

No es que quiera estar en contra de la Campaña de la Alegría, de la sonrisa, o que no crea que los ecuatorianos somos "gente alegre"; pero no creo que vamos a ser más o menos alegres a través de un decreto ejecutivo. El gobierno nacional está cayendo en el mismo juego de los fariseos , que hace más de dos mil años creyeron que a base de leyes y miles de normas, el pueblo judío iba a ser feliz al sentirse más cerca de Dios.

Lunes 03 Noviembre 2008 | 19:58

No sé si me entiendan, pero pienso que la norma no puede venir de fuera del hombre; la ley debe de salir del corazón del hombre, de su sentir, para luego regir a la comunidad. ¿Cómo nos pueden exigir estar alegres por decreto cuando tenemos el corazón triste? ¿Cómo poder sonreír, si me entero que una pequeña es aplastada por un bus conducido por un chofer irresponsable? ¿Cómo podemos sonreír cuando a diario se asesina a seres humanos sin piedad alguna, por encargo, y por amor a un fajo de billetes verdes? ¿Cómo podemos sonreír los padres ecuatorianos, si cuando vamos a los mercados ya no podemos llevar los suficientes alimentos a nuestros hijos, o a lo mejor ya no podemos llevarles, ese "encarguito especial" que les gusta, pero que ya no cabe en los bolsillos? ¿Cómo estar felices cuando nuestro respetado Presidente dice que se come rico en Palacio, cuando nosotros los pobres ya sabemos que comen rico pues los ricos? Pero no crean que vamos a estar moqueando todo el día, como Marías Magdalenas de barrio. Sin necesidad de decretos, ya los ecuatorianos hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos, y no vamos a estarle fregando por eso al señor Presidente. Pero un sano consejo al gobierno: la alegría no se impone, se motiva. Y es fácil, pequeñas cosas motivan mucha alegría. A mí me causa alegría cuando los niños, pobres y ricos, juntos juegan futbol con un balón improvisado de trapos; cuando una anciana en el bus le cede el asiento a otra anciana y le dice: ¡siéntate tú que a ti te duelen más las piernas! Soy feliz, cuando un campesino busca desesperado con la mirada, en el banco, a quien le ayude a llenar una simple papeleta, y me elige precisamente a mí. Lo dicho: motivar alegría es fácil, señor Presidente, usted lo haría cuando al coger un micrófono ya no insulte o descalifique a alguien; cuando deje de sentirse "talento de televisión" y ande en bicicleta y coma fritada con el pueblo sin necesidad de estar prendidas las cámaras y las luces, y los flashes. Cuando hable de Economía no solo con el Chávez, sino con los Chávez Piguave, los Chávez Pincay; a ellos mírelos a los ojos, son sus mejores asesores y no cobran euros. Don Rafael, las campañas publicitarias millonarias producen "felicidad virtual", los actos hechos con sencillez de corazón producen "felicidad real"; es más barata, y dura y sabe mejor!......... "Los ecuatorianos hemos aprendido a reírnos de nosotros mismos"
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