El control para el ingreso de extranjeros por la frontera con Colombia se ha vuelto más riguroso, a raíz de unas declaraciones del jefe de Estado, Rafael Correa, respecto a actos delictivos perpetrados supuestamente por ciudadanos colombianos.
Los controles se intensificaron la última semana con requisas, incluso, a algunos se les pidió el certificado de vacuna contra la fiebre amarilla, dijo Luz Meza, miembro de la Asociación de Refugiados Colombo-Ecuatoriana de Ibarra.
En la provincia fronteriza de Sucumbíos, el problema es más evidente pues, según Meza, quien trabaja con 20 organizaciones afines al tema de los refugiados, en cada punto de la frontera "se practican chequeos, y a quien no tiene documentos le piden hasta 200 dólares o lo deportan".
"Miran con más detención el equipaje y hay más militares y policías", cuenta desde Nueva Loja (Sucumbíos) Mildred Granobles, dirigente de la Asociación de Refugiados que acoge a unas 500 familias.
La Policía de Migración de Sucumbíos reconoce que los controles se han incrementado en los tres puntos fronterizos que ahora sólo permanece abierto hasta las 18h00.
Hay 250.000 personas tramitando solicitudes de refugio.