Con la nueva organización constitucional en el país, la cita electoral, antes de la aprobación de la Carta Magna de Montecristi, estaba señalada para octubre pasado, mes en el que debió remplazarse a las autoridades seccionales, de designación popular, que han cumplido su período de 4 años. La programación en progreso cambia todo, pues la Constitución dispone otra fecha para una nueva elección, en paquete, de Presidente y Vicepresidente de la República, representantes al Parlamento Andino, asambleístas – antes diputados -, prefectos y viceprefectos, alcaldes, concejales municipales y vocales de las juntas parroquiales. Generalmente los últimos procesos electorales se desarrollan en los meses cuando en la Costa se presenta el verano, pues las condiciones climáticas son favorables para una mayor y mejor participación ciudadana, asegurándose, así, el éxito de la cita cívica, que es lo que deberían tomar muy en cuenta los miembros del Consejo Electoral. Las fechas tentativas anunciadas están dentro del período en que las lluvias arrecian en el Litoral ecuatoriano y parte de la Sierra, situación que pudiera atentar contra la participación democrática masiva. La humedad del ambiente, el mal estado de las carreteras, de las calles, se constituirían en mayores obstáculos porque en algunos lugares se convertirían en intransitables, presentándose altos riesgos para el traslado, inclusive pudiera afectar a los elementos usados en el proceso, al igual que para la ubicación de las urnas, porque se requerirían locales protegidos para el funcionamiento de las Juntas Receptoras del Voto, los que no abundan. Así, el pronunciamiento ciudadano podría verse afectado por un alto ausentismo.