La autoclave es un aparato que sirve para elevar líquidos a sitios altos. Los glúteos son unos músculos que sirven para soplar. Un mamífero doméstico: el hombre. El alambique consta de cuatro patas y sirve para la medición del tiempo. Una planta medicinal: la triquina. Anfibios son los que maman; por ejemplo, la burra. Las glándulas salivares son las encargadas de proteger a la saliva. El alantoides es una especie de rabo que tiene el pollo para respirar. Parasitismo son los animales que viven en los muslos de los cerdos. El corazón está en el cuerpo para que la sangre no de vueltas como tonta. El canguro es un ave corredora. Los desiertos son sitios donde hay mucha tierra. El hombre es un mamífero antropófago. La vacuna la inventó un gran filósofo alemán. Animales parásitos son los que se alimentan del aire, como el camaleón. Etcétera, etcétera. Ahora, cerremos el libro de Díez Jiménez y topemos otros disparates, como algunitos que se vienen cocinando en la Gran Olla de Grillos de Ciudad Alfaro y que amenazan con formar parte de la “antología” que regirá el futuro de 13 millones de ecuatorianos. Y, aunque en ocasión anterior nos hemos referido al derecho orgásmico femenino, vamos a retomarlo a pedido de lectoras que sugieren: 1.- Que en la Constitución se haga constar un premio al hombre capaz de tener y reproducir más orgasmos sin que pasen horas entre cada intento. 2.- Crear el Ministerio del Placer Sexual. 3.- La virginidad será proscrita de la nueva Constitución. 4.- Créese la Comisaría del Placer Sexual para aquellas que se sientan agraviadas, ofendidas, no atendidas, ignoradas o aburridas. Y que tal, la reciente confesión del asambleísta que arrancó aplausos en la bancada oficialista: “Mi compañera y yo decidimos interrumpir un embarazo” (Paco Velasco) Idem Mónica Chuji: “Yo también he abortado” (shulluy, en quichua). Sin embargo, por ser el más berraco de todos los disparates vistos y oídos en la Asamblea, las palmas se las lleva doña Tania Hermida (¿Qué tan lejos?), con su proyecto para cambiar el Escudo del Ecuador, por otro, extravagante, producto de su exuberante creatividad de cineasta desocupado.